Carne de mí carne. Te siento dentro, amo y señor de cada uno de mis poros.
El reloj deja de girar, el tiempo se atomiza y ya no hay más nada que un sinfín de vos atravesando todos mis espacios. Estás acá y allá al mismo tiempo, tan cerca como un abrazo por la espalda , tan lejos como todo lo carnal que aún no se expresa.
Me abrazo a tus dudas y aún así todo es menos perverso, no hay mentiras entre vos y yo, nuestras almas no saben de actuaciones ni disimulos, simplemente se pertenecen la una a la otra. Cuando te miro no existen "no" que se sostengan en el tiempo ni miedos que duren más de un minuto.
A mí me gusta como se te arruga la nariz cuando sonreís con el alma, como se te juntan todas las pecas formando una constelación perfecta dónde podría quedarme a vivir para siempre.
Estás acá y yo todavía dudo merecer tanto amor, al menos de la forma tan noble en que me lo das.
Yo era una viajera y vos un eterno caminante del espacio tiempo, desdibujaste mis fronteras sin mapas tan solo con certezas. ¿Dónde estuviste toda la vida? ¿Dónde y porque ?
¿Existe felicidad más allá del espacio que creas a mí alrededor? Haces parecer todo muy sencillo, el tiempo, las distancias, los errores, las tristezas todo se difumina cada vez que tendido a mí lado elegis abrazarme, solo eso. La piel, la carne latiendo desde adentro y diciendome Florencia acá estoy, por favor mírame. Yo levanto la vista, te miro extasiada y entiendo por primera vez en la vida que el amor no tiene que ver con lo viceral, que lo espiritual incinera a la carne. Que no hay mayor desnudez que la del alma y que no se si exista persona en el mundo dispuesta a desnudarme con tanto esmero y dicha los males. Que sos el único que hasta ahora se enamoró de mis llantos, que abrazo mis miserias y que pese a haber lidiado con mis monstruos sigue al pie del cañón. ¿Como no amarte?